domingo, 7 de diciembre de 2008

Palabras bonitas.

Yo nunca he entendido por qué la gente se enoja, se molesta o encuentra de 'mal gusto' cuando alguien, en vez de utilizar algún famoso eufemismo y hacer que hasta lo más horrible suene bonito, dice las cosas con todas sus letras.



Por ejemplo, mi mamá siempre se enoja cuando preparo huevos - fritos y revueltos, principalmente - y al momento de tirar el huevo al sartén digo 'miiira, pobre pollito que no alcanzó a nacer' o 'ahí va otro embrión de pollo más' o también 'otro feto de pollo abortado', si al final eso es lo que es, ¿o no? ¿Qué hubiera salido de ese huevo si jamás se le hubiera quitado a mamá gallina? ¡Un pollo! ¿Qué es entonces, si no alcanzó a nacer? ¡Un embrión! ¡Un feto! ¿No alcanzó a nacer? ¡Aborto! Entonces.. ¿cuál es el problema? Si en realidad no estoy diciendo nada que no sea cierto, sólo que no suena 'adecuado' a la hora de cocinar, wow.

Y lo mismo ocurre con la carne. Cuando la sirven es un animal muerto, un cadáver. Si en algún momento estuvo vivo y ahora no lo está: cadáver. Felicidades, acaba de comerse un cadáver de vaca a lo pobre. Otra cosa que tampoco entiendo es cuando se enojan porque en vez de pedir el 'trutro' del pollo, pido 'el brazo' o 'las piernas', si al final eso es lo que es. O fue en algún momento, qué sé yo. ¿Cuál es la manía de ponerle nombre bonito a las carnes? ¿Porque suena muy feo y asqueroso decirle por el nombre que debería ser y, además, comérselo? Entonces es simple, si no puede asumir lo que está comiendo: ¡no se lo coma! Nunca he entendido, tampoco, por qué a los cocos del toro le dicen criadillas y no testículos, o cocos, o bolas. ¿Es más rico comérselos si se llaman criadillas? ¿Por qué? Si en el fondo igual dejaron al pobre toro sin la posibilidad de traer más toritos al mundo. Qué absurdo.

Lo otro que me da risa, es cuando la gente tiene ganas de hacer pipí y no lo dice, y en vez de eso dice 'espérenme un poco, voy al baño'. Sí hay que admitir que suena más elegante, ¿pero qué tiene si no llegara a sonar elegante? ¿No va a poder hacer pipí acaso? Es estúpido porque más encima TODOS hacen pipí. Don Francisco se aprovecha de los breaks en la teletón para ir a 'echar la corta', Michelle Bachelet ha aprovechado de 'evacuar' no sólo en el baño de su casa, sino el de todos los palacios presidenciales que conoce por el momento.. ¡e incluso yo hago pipí! ¡Y me encanta! Pero cada vez que digo 'espérenme, voy a hacer pipí' o 'tengo ganas de hacer pipí' o mejor aún 'estoy que me meo, voy al baño', la gente me queda mirando raro, feo, de forma reprochadora. Me imagino la cara que pondrían si en vez de eso les dijera 'quiero ir a cagar' o 'espérenme, que estoy que me hago caca', yo creo que se tiran del balcón de una.. o no me hablan más, no lo sé.

Por último, creo que debo hacer una crítica de género.. ¿"me enfermé"? Yo sé que suena feo decir 'estoy con la regla', que suena menos feo decir 'estoy en mis días' o que suena aún menos feo y diez mil veces más elegante decir 'estoy indispuesta', pero.. ¿"me enfermé"? ¿Qué clase de eufemismo es ese? ¿De qué demonios te enfermaste? De hecho, yo me preocuparía más si no me llegara la regla, ahí sí que pensaría que estoy enferma (o embarazada, en su defecto) porque sino me "enfermara" una vez al mes significaría que algo no está funcionando bien en mi organismo, o en mis hormonas o en 'quién sabe dónde'. De verdad mujeres, reconsidérenlo y dejen de 'enfermarse' cada 28 días, malditas hipocondríacas.

Ejemplos hay diez mil, no terminaría nunca de enumerar, pero en definitiva considero que es mejor decir las cosas con todas sus letras, las cosas como son (espero no tener problemas judiciales por la utilización de esa frase). Así que chao eufemismos, hola realidad.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

De eso se trata la vida.

(O "el cuestionamiento final por Paula Bell")

Y para el día de hoy, un clásico de unos lolos sesenteros, muy clásicos también, que no podían faltar en mi blog:



La vida no es como una caja de bombones, así como nos hicieron creer por medio de una famosa película, sino que más bien se trata de un enorme signo de pregunta. Todos los días es como despertar abrazada a un signo de interrogación que no se separa de ti hasta que te duermes y que vuelve a aparecer apenas abres los ojos. Todos los días surgen mil preguntas, algunas más trascendentales que otras, claro está, pero todas preguntas al fin y al cabo.

Lo primero que pienso cuando me despierto es '¿estoy atrasada?', la que podríamos considerar como la pregunta fundamental del flojo impuntual acomplejado con su situación.. y sí.. esa soy yo.

O por ejemplo, cuando me despierto por lo general tengo la garganta seca y, a la vez, unas enormes ganas de hacer pipí.. ¿qué necesidad debería satisfacer primero? ¿Voy al baño o tomo agua? ¿O tomo agua mientras hago pipí así, además, me ahorro algo de tiempo?

O en la calle, nunca sé si cuando no viene ningún auto debo esperar la luz verde o mejor cruzo corriendo antes de que se aparezca un vehículo. Y si decido esperar la luz verde ¿me conviene más apretar el botón del 'pulse para cruzar' o simplemente esperar? Y si apreto el botón, ¿me quedará mirando raro la gente por demostrar un poco de ingenuidad al creer que con el simple hecho de pulsar un botón podré cruzar antes?

O cuando me da sed, ¿qué tomo? ¿Agua, jugo, bebida? Y si elijo bebida, ¿qué bebida? ¿Fanta, Sprite o alguna otra? Y ¿me conviene cuidar mi figura? ¿Mejor una con poca azúcar que me evite el ataque diabético y además me ahorre un par de calorías o una con mucha azúcar para 'aprovechar mientras pueda'?

Creo que al final, de eso es exactamente de lo que se trata la vida. No de cuestionarse constantemente sin parar, sino de responder lo más satisfactoriamente posible estas preguntas, por muy difícil que a veces sea - y no digo que no sea así, porque de hecho sí es complicado, especialmente para la gente indecisa - y de seguir adelante luego de elegir la 'respuesta definitiva', como dice don Francisco.

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Cuando empecé este blog también me surgieron muchas dudas. ¿De qué escribiré? ¿Alguien lo leerá? ¿Será una completa basura? ¿Sobrevivirá una semana continua? Y bueno, aquí está.. aún. Al principio tenía toda la intención de cerrarlo una vez terminado el CFG, pero ya le tomé algo de cariño así que me aprovecharé del pequeño empujón motivacional y escribiré hasta que se me sequen las ideas del cerebro. A fin de cuentas, todos los periodistas, estudiantes de periodismo o periodistas frustrados - como yo - tienen un blog donde jugar, donde creerse el cuento, así que ¿por qué no?

Hasta que las ideas se me acaben.
Y fin.. sólo por hoy.

martes, 25 de noviembre de 2008

Jajaja no me hagas reír.

Desde chiquitita siempre me ha gustado escuchar atentamente las risas de las personas.. y analizarlas. No sé por qué, pero desde ese entonces que pienso que la risa es como un 'sello personal' de los sujetos, una forma de expulsar lo más profundo alma fuera del cuerpo por un instante y de contagiar a los demás con una buena onda interna y maravillosa. Poca gente se da cuenta de lo mágica que puede ser una carcajada, una risa tímida o una simple sonrisa. ¿Alguien se ha fijado, por ejemplo, que los ambientes más densos - esos donde el aire 'se puede cortar con un cuchillo' - se tornan rápidamente agradables y acogedores con una pequeña broma que desencadene la más mínima risa?



La gente seria parece no entenderlo. La gente seria, que más encima se agrega seriedad justificando su "madurez", esa que se acompleja por cada mínimo detalle, que no es capaz de reirse de chistes inocentes sin doble sentido, no entienden cómo cosas tan mínimas pueden causar tanta risa, no entienden que esa simple risa puede aliviar la peor de las enfermedades. Y es que, sí, se ha comprobado científicamente que la mejor cura para cualquier tipo de enfermedad - en especial esas que se tratan en la casa, como un resfrío o.. similares - es.. la risa.



Ahora, el tema de la risa es un asunto complejo. Hay mil tipos de risa. Hay risas explosivas, como cuando alguien está tomando bebida y de la nada oye algo que le causa risa y.. bueno.. el resto es un asunto muy desagradablemente conocido. Hay risas maldadosas, muy común en los niños traviesos que sólo piensan en tirarle pasta de diente a sus compañeros. Está la risa inocente, esa que suelta la gente cuando no entiente el chiste y no quiere quedar como el estúpido al que no le da la cabeza para eso. A menudo la risa inocente se confunde con la tímida, pero no. La segunda es la que aparece cuando se está en un lugar desconocido o con el que la persona no se encuentra muy familiarizada todavía. También está la risa que más odio en todo el mundo, la risa falsa o - como su nombre científico explica - de 'cortesía'. La clásica risa del que no quiere quedar mal con nadie, del chupamedias que quiere que el jefe lo ascienda, del que quiere caer bien en un grupo nuevo de amigos. Un clásico, ¿no?. Por favor, ahórrese esta risa, es APESTOSA y, además, casi todos se dan cuenta cuando alguien se ríe sólo por complacer. Hay otra risa que surge cuando alguien se ríe de cosas crueles. Es como una mezcla entre el 'jajaja' común de la risa y el 'ooooh' proveniente del 'ooh, qué feo, qué cruel, qué malo'.. lo que terminaría siendo un híbrido algo así como 'ooojooojooojooojooo' (por favor, no confundir con el sello personal del viejito pascuero, esa risa no es cruel, sólo es "jó jó jó"). Y, finalmente (pero NUNCA menos importante) está la mejor risa de la vida.. la contagiosa. ¿Por qué es la mejor? Porque, primero, es natural, es pura, quién se ríe de manera contagiosa se ríe de todo corazón, desde el alma. En segundo lugar, porque, como su nombre lo dice, se contagia (no me diiiga), así que suele generar un efecto dominó donde cada persona presente empieza a reirse sin tener motivo alguno para hacerlo más que la risa del otro ser. Y, en tercer lugar, porque.. no sé, son divertidas las risas contagiosas, se distinguen fácilmente entre toda la gama de risas. No podría describir una risa contagiosa, pero se siente diferente, muy diferente, al resto de las risas.

Y bueno, la risa puede surgir de muchas partes. De hecho, hoy en día hay muchas cosas que dan risa (los robos a cajeros automáticos, el transantiago y la teletón, por poner algunos ejemplos). Lo importante es no contenerse y simplemente reir. Alégrese, viva la vida, ríase, sonría y, si también le apetece, baile sin cesar.

Para terminar, como una forma de fomentar la alegría de mis no adorados telespectadores y demostrar el enorme compromiso social que tiene este blog, cerraré esta entrada con un GRAN chiste:

¿Qué le dijo un pan a otro pan?


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- Te presento una miga.


Muchas gracias, buenas noches.

lunes, 24 de noviembre de 2008

La vida en dos ruedas.

A pesar de que ya estoy en la edad necesaria para sacar licencia y de que tuve todo un año de.. bueno.. NADA para tomar el curso requerido, aún no tengo el carné para conducir. La primera vez que me subí a un auto como "chofer", con la intención de aprender a manejar bajo las enseñanzas de mi señora madre, estuve a pocos centímetros de atropellar un ganado de terneros y, como si eso fuera poco, chocar con unos árboles. Después de esa experiencia EXTREMA, decidí resignarme a utilizar medios de locomoción más convenientes y seguros para mi persona. Así fue como recordé que hace mucho mucho tiempo solía salir a andar en bicicleta para pasear. Pensé entonces, ¿por qué no sólo utilizar la bici para pasear, sino también para desplazarme dentro de la ciudad?



Y fue así como me transformé en ciclista furiosa.
Bueno, no exactamente. Mi condición de ciclista es más bien pasiva.

En fin. El punto no es ese. La bicicleta presenta un montón de ventajas en relación a otros medios de transporte. Primero, es desestresante. Quién se estrese andando en bicicleta debería ir a un psicólogo, psicoanalista, psicoterapeuta o cualquier otro especialista cuyo título comience con 'psi', porque está mal.. muy mal. Andar en bicicleta es de lo mejor, no tienes que soportar olores ajenos como en el transantiago o en el metro, ni interminables tacos como los autos. Por lo tanto, estrés fuera. En segundo lugar, es buena para la salud. Eso sí, no es como tomarse una aspirina y listo, nadie se toma una bicicleta en la actualidad y mágicamente cura todos los males posibles que le puedan afectar, más bien la usan para salir a pasear y así hacerle un bien a largo plazo a su cuerpo. No sólo me refiero a la cantidad espeluznante de calorías que se queman con un breve pedaleo en bicicleta, o al excelente trabajo que hace el corazón limpiando la sangre de forma más acelerada, sino que además me refiero al número - bastante generoso también - de endorfinas que genera el simple hecho de hacer deporte. Otro punto a favor para la bicicleta. Y, en tercer lugar, algo que no hace relación con el mismísimo usuario, sino más bien con TODO el entorno: la bicicleta ayuda a la descontaminación de la ciudad. De verdad. Descontaminación acústica y ambiental. Otra manera fácil, rápida y bonita de hacer de este mundo un lugar mejor para vivir y procrear, formar familia y envejecer.

Aún así, es difícil andar en bicicleta por la ciudad. Ni los peatones ni los automovilistas hacen más fácil el proceso. Los primeros te reclaman porque andas por la vereda y los puedes atropellar, y los segundos te bocinean porque te interpusiste en su camino y te podrían atropellar. Principalmente por estas dos razones, y por las cifras espantosas de ciclistas atropellados, fue que se comenzaron a implementar las famosas ciclovías. Las ciclovías suponen un área de uso exclusivo para las bicicletas, en el cual los ciclistas pueden transitar de manera expedita y segura. Supuestamente con esto se solucionarían gran parte de los problemas de ser ciclista.. pero NO. ¿Qué pasó entonces?


En primer lugar, muchas ciclovías son sólo un apartado de la calle por donde transitan autos y transantiagos. Seguridad, nula. Sobre todo porque cuando las micros desean tomar pasajeros se suben sin ningún descaro a la supuesta "vía exclusiva". En segundo lugar, por algún extraño motivo que desconozco, muchas ciclovías están interrumpidas por árboles, postes, o curvas que son imposibles de esquivar con un pedaleo normal. Altas posibilidades de colisionar con lo que sea que se te cruce en el camino. Tercero, NO FALTAN LOS PEATONES VENGATIVOS QUE SE PONEN A CAMINAR POR LA CICLOVÍA PENSANDO QUE ES UNA EXTENSIÓN DE LA VEREDA. Madres con cochecitos que no te dejan pasar, señoras que se enojan cuando les pides permiso porque estás ocupando "su vereda" y un sinfín de otros personajes que hacen de tu viaje una situación para nada agradable. Por último, los autos. ¿Cuál es la manía de estacionarse ENCIMA de la ciclovía? ¿Es acaso por la flojera de buscar un verdadero estacionamiento para autos? ¿O a lo mejor por el simple hecho de molestar a los que antes "molestaron"? ¿Ah? ¿Por qué lo hacen?

A pesar de esto, las ciclovías no son una tan mala idea después de todo. No creo que haya que exterminarlas de la vida ni nada por el estilo porque, a pesar de todo, representan una motivación para el uso de un medio alternativo de transporte. Lo que sí hay que desaparecer definitivamente del mapa de las ciclorrutas son los perros. Cuando vas en bici es muy probable que un perro de por ahí se te tire encima y trate de morderte los pies mientras pedaleas. Si el susodicho tiene dueño, tienes suerte, porque alguien más tratará de controlar al animal, pero si el pobre es callejero.. arréglatelas como puedas. Malditos canes obsesionados con las ruedas.

Así que, señor lector, en definitiva todo lo que quiero hacer es bicicleta, bicicleta, bicicleta, quiero montar mi bicicleta y espero que, después de leer esto, usted también se anime a lo mismo. Adiós.

domingo, 23 de noviembre de 2008

El mejor lugar para leer.

A lo largo de mi no tan larga historia de vida, pero sí muy extensa carrera estudiantil, me he visto obligada en reiteradas oportunidades a leer las famosas - y a veces poco simpáticas y difíciles de tragar - 'lecturas complementarias obligatorias'.

Hace tieeeempo, antes de que apareciera el primer computador en mi casa, tenía un escritorio donde podía hacer mis tareas y dónde me sentaba a leer los libros, a veces simpáticos, otras veces fastidiosos, que me daban en el colegio. Sin embargo, había un gran problema. El escritorio daba a la ventana, así que a menudo me distraía de mis lecturas por ponerme a mirar lo que pasaba en el exterior de mi edificio. Para evitar esa distracción me puse a buscar otros lugares dentro de mi propia casa, donde pudiera realizar una lectura adecuada de estos textos. Probé sentándome en la mesa del comedor, pero la tele era una tentación demasiado fuerte. Luego, intenté en mi pieza, pero muchas veces desperté acostada en mi cama con el libro entre mis manos sin darme cuenta de lo que había pasado entremedio. Y así, sucesivamente, probando distintos lugares, fue como de pura casualidad caí en el lugar más perfecto para leer: EL BAÑO.



Es que sí, definitivamente no hay lugar en el mundo que sea más perfecto para leer que el baño. No hay ruidos externos que molesten ni distracciones pasajeras, a no ser que el déficit atencional llegue a tal nivel que el papel confort se transforme en un factor de distracción, pero lo dudo mucho. Nadie te molesta.. bueno, a no ser que haya pasado mucho rato. Nunca falta el que va a preguntar si estás bien o si necesitas un serrucho o algo por el estilo, pero aparte de eso, ya te dieron media hora de tranquilidad y soledad junto a un libro, que misteriosamente se hace más ameno en un espacio de comodidad y relajación sin distracciones. Es como que, mágicamente, tu mente se abre y logra captar hasta el más mínimo detalle de cada uno de los párrafos que estás leyendo. Es maravilloso.

Creo que las bibliotecas tendrían mucho más éxito si en vez de ser un montón de mesas repartidas por ahí entremedio de libros y de gente que se pasea y te distrae, fueran cubículos cerrados con un wáter y un lavamanos y, por qué no, una mesa para apoyar el texto que se está leyendo. Sería algo así como una bañoteca.. o bibliobaño.. o cualquier otro nombre híbrido que incluya las palabras baño y biblioteca. Apuesto lo que sea a que de esa forma surgirían muchas más ideas originales, científicas y entusiastas y el mundo sería, sin lugar a dudas, un lugar mejor para vivir y criar a los hijos y a los nietos y a los bisnietos, porque un día un señor (o señora, no hago distinciones de género en realidad) se sentará ahí y descubrirá la cura para el sida, para la crisis económica, para el transantiago y para el calentamiento global. La solución a todos los problemas. La solución a la vida.

Así que espero que si alguien influyente llegara a leer esta entrada, señora Bachelet, señor Piñera (Sebastian eso sí, porque no quiero influencias carreteras aquí), señor Farkas, don Francisco, o derivados, considere y reconsidere la situación. Imprima el texto, siéntese tranquilamente en su baño y dése cuenta de que no estoy hablando puras payasadas. Le aseguro que no se arrepentirá.

Desde el baño de mi casa, en vivo para atentado literal.
Buenos días. Buenas tardes. Buenas noches.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Un día junto al Señor.

Con todo este asunto de que el 31 de Octubre se decretó como feriado evangélico en Chile, todos los integrantes del - a veces - poco conocido mundo evangélico pasaron a ocupar un lugar importante, junto a Farkas y la Teletón, en el centro de la polémica.

No pretendo hacer una descripción de lo que son los evangélicos, ya que para eso tenemos a la siempre fiel y confiable enciclopedia virtual, apta para quién quiera saber un poco más del asunto. Aunque claramente, nada explica tan bien la sensación que produce estar al interior de una Iglesia Evangélica mejor que el hecho mismo de entrar a una.


Hace un par de meses atrás, haciendo un recorrido religioso con una amiga, pasamos por afuera de un templo evangélico, y como no teníamos prisa ni preocupaciones en ese entonces, decidimos entrar. Lo primero que me asombró fue la bienvenida que nos dieron. Los pocos evangélicos que se encontraban a la entrada nos saludaron de beso y nos dieron las bendiciones y la bienvenida, aparte de preguntarnos si era la primera vez que íbamos ahí porque nunca nos habían visto antes. ¿Nunca nos habían visto antes? ¿Y cómo podían recordar la cara de todos los cristianos que asisten a sus ceremonias? Me extrañó al principio, porque a pesar de no ser Católica, sí he ido a ceremonias católicas, un par de misas, primeras comuniones, y otras cosas por el estilo. Y de esas pocas veces, JAMÁS me habían dicho algo similar. ¿Qué tenía de distinto un lugar de congregación evangélica con uno de reunión católica?

Muy amables nos invitaron a tomar asiento donde se efectuaría la misma de ese día. Al poco rato apareció el 'pastor' del lugar a darnos, otra vez, la bienvenida. Se presentó, nos preguntó de dónde veniamos y nuestros nombres y luego nos contó un poco acerca de las misas que ahí se llevaban a cabo. Todo siempre con una gran sonrisa. Segunda cosa que me extrañó. Toda la gente que se encontraba allí parecía estar sumamente feliz, a diferencia de las Iglesias Católicas donde todos parecieran entrar con un enorme peso en los hombros y un gran sentimiento de culpabilidad.

Con mucha timidez, le dije a mi amiga que nos sentáramos al final, quizás también porque me daba un poco de miedo involucrarme tan a fondo con esas personas tan amables, así que nos quedamos lo más alejadas posible que podíamos. Y aquí sucedió la tercera cosa que me extrañó. Cada vez que un evangélico entraba al lugar, nos miraba y nos saludaba como si ya nos conociera de antes. Era como si perteneciéramos a ese lugar desde hace mucho mucho tiempo. Aunque todos sabemos que, claramente, eso no era verdad.

Me sentía tan extraña ahí. Todo era tan feliz y "puro" que producía una sensación muy difícil de explicar. Para qué hablar de la misa. Todos los presentes estaban completamente animados cantándole al Señor, su salvador. Me acordé, inevitablemente, de la típica caricatura que tiene la gente de los evangélicos. Esa que involucra cantos alegres, de amor y sin culpa dirigidos a Dios. Algunos elevaban los brazos, se apretaban el pecho, aplaudían. Era como estar en una gran fiesta sin alcohol ni reguetón, solo un montón de gente, un par de guitarras eléctricas, música saludable y, el invitado principal, Dios. En ese momento no habían mayores preocupaciones, no había crisis económica, no hacía frío afuera, no había trabajo por hacer.. sólo estar ahí era lo necesario.

Un poco asustada por tanta expresividad y felicidad que no estoy acostumbrada a ver, le rogué a mi amiga que nos fuéramos lo más rápido posible. Salimos caminando aceleradamente y despidiéndonos de todo el que se nos cruzara, quiénes, ya sin extrañarme tanto, nos dijeron adiós y nos dieron las bendiciones infinitas. Salir de ese lugar fue raro, demasiado. Me cuesta entender cómo la gente puede llenar tanto su espíritu - o lo que sea que llenan asistiendo a misas - sólo alabando a un ser de cuya existencia sólo pueden creer por medio de la fe. Lo amaban y se sentían felices de demostrar ese amor y compartirlo con el resto de sus hermanos. Una sensación extraña, sin duda, y bastante inexplicable. Cualquiera que haya asistido a una ceremonia evangélica me podrá entender. No tengo las palabras precisas para explicar con exactitud lo que se vive al interior de un lugar así.

Una situación que da para pensar y cuestionarse.



Alabado sea el Señor.
Adiós.

viernes, 21 de noviembre de 2008

El febrero de Santiago

Hoy dejaré de lado los temas triviales así como mis recuerdos de diarios de vida o cosas así. Hoy hablaré de un tema que junto a la caída de la Bolsa de New York y del Muro de Berlín nos afecta a toda la población: LAS VACACIONES.

La no faltante canción para ambientar esta entrada - play:



¡Qué bonito es cuando ya se está terminando el año! Bueno, no es bonito mientras tienes que dar exámenes, entregar trabajos y hacer las compras de navidad en el paseo Ahumada con unos villancicos terribles como música de fondo. Lo bonito es pensar en lo que vendrá después de eso: sol, playa, mar, cuerpos bronceados, musculosos y aceitosos y el hermoso paisaje de un atardecer naranja (pa pa pa pá). PERFECTO. Un momento para disfrutar, para descansar, para compartir con amigos y familiares y, por qué no, para hacer todo lo que quisiste hacer en el año pero que el poco tiempo disponible no te lo permitió (como cambiar el techo de la casa, pintar tu cuarto o simplemente llamar a ese ex-compañero de colegio que te encontraste de casualidad en la calle y al que prometiste telefonear para hacer un asado y rememorar los viejos "buenos" tiempos escolares)

Sin embargo, la crisis nos tiene bastante jodidos a todos. Es como si nos hubieran roto los bolsillos del pantalón porque la plata desaparece así, sin más. Por lo tanto, el pronóstico para las vacaciones 2009 no resulta ser tan prometedor como los anteriores. Lo más seguro es que la mayor parte de los capitalinos se verá obligado a permanecer en Santiago estas vacaciones. Saldrán a pasear por la ciudad, se tomarán fotos con la virgen del Cerro San Cristóbal, se subirán al teléferico y después publicarán las fotos en fotolog, facebook o cualquier otro medio cibernético que se le parezca, bajo el título de "santiago 2009: un verano filete y con excesos, perrito, ah?".

Pero no todo es tan malo en realidad. Santiago es un lindo lugar para vacacionar, sobre todo en febrero cuando la gente que no se ve tan afectada por la crisis abandona la ciudad. En ese momento, hasta los viajes en transantiago son simpaticones. Por otra parte, los panoramas culturales se multiplican y son considerablemente más económicos para quién quiera disfrutar un poco apreciando cualquier tipo de arte.

La gente tiene estigmatizada la imagen de Santiago en verano, no entiendo por qué, si en realidad lo único malo de quedarse en la ciudad durante las vacaciones es el calor horriblemente seco que hay que soportar, porque ni pensar en un poco de 'aire fresco'. Pero el resto.. sigue ofreciendo las mismas ventajas que si se viajara a la playa o algo similar. Puedes ver el atardecer desde un puente con el mapocho como paisaje de fondo. Puedes tomar sol en cualquier parte porque, sí, sorpresa, el sol llega a todos lados en Santiago y es casi imposible escaparse de él. Los cuerpos bronceados, musculosos, aceitosos y sudorosos los encuentras en cualquier parte, sobre todo si hacen casi 35 grados de temperatura. ¿Para qué salir de la ciudad, entonces? ¿Por qué no mejor disfrutar un verano en un lugar familiarmente conocido y que ofrece las mismas oportunidades que las zonas regionales?

Yo, definitivamente, este verano me quedo aquí.
He dicho. Caso cerrado.