viernes, 21 de noviembre de 2008

El febrero de Santiago

Hoy dejaré de lado los temas triviales así como mis recuerdos de diarios de vida o cosas así. Hoy hablaré de un tema que junto a la caída de la Bolsa de New York y del Muro de Berlín nos afecta a toda la población: LAS VACACIONES.

La no faltante canción para ambientar esta entrada - play:



¡Qué bonito es cuando ya se está terminando el año! Bueno, no es bonito mientras tienes que dar exámenes, entregar trabajos y hacer las compras de navidad en el paseo Ahumada con unos villancicos terribles como música de fondo. Lo bonito es pensar en lo que vendrá después de eso: sol, playa, mar, cuerpos bronceados, musculosos y aceitosos y el hermoso paisaje de un atardecer naranja (pa pa pa pá). PERFECTO. Un momento para disfrutar, para descansar, para compartir con amigos y familiares y, por qué no, para hacer todo lo que quisiste hacer en el año pero que el poco tiempo disponible no te lo permitió (como cambiar el techo de la casa, pintar tu cuarto o simplemente llamar a ese ex-compañero de colegio que te encontraste de casualidad en la calle y al que prometiste telefonear para hacer un asado y rememorar los viejos "buenos" tiempos escolares)

Sin embargo, la crisis nos tiene bastante jodidos a todos. Es como si nos hubieran roto los bolsillos del pantalón porque la plata desaparece así, sin más. Por lo tanto, el pronóstico para las vacaciones 2009 no resulta ser tan prometedor como los anteriores. Lo más seguro es que la mayor parte de los capitalinos se verá obligado a permanecer en Santiago estas vacaciones. Saldrán a pasear por la ciudad, se tomarán fotos con la virgen del Cerro San Cristóbal, se subirán al teléferico y después publicarán las fotos en fotolog, facebook o cualquier otro medio cibernético que se le parezca, bajo el título de "santiago 2009: un verano filete y con excesos, perrito, ah?".

Pero no todo es tan malo en realidad. Santiago es un lindo lugar para vacacionar, sobre todo en febrero cuando la gente que no se ve tan afectada por la crisis abandona la ciudad. En ese momento, hasta los viajes en transantiago son simpaticones. Por otra parte, los panoramas culturales se multiplican y son considerablemente más económicos para quién quiera disfrutar un poco apreciando cualquier tipo de arte.

La gente tiene estigmatizada la imagen de Santiago en verano, no entiendo por qué, si en realidad lo único malo de quedarse en la ciudad durante las vacaciones es el calor horriblemente seco que hay que soportar, porque ni pensar en un poco de 'aire fresco'. Pero el resto.. sigue ofreciendo las mismas ventajas que si se viajara a la playa o algo similar. Puedes ver el atardecer desde un puente con el mapocho como paisaje de fondo. Puedes tomar sol en cualquier parte porque, sí, sorpresa, el sol llega a todos lados en Santiago y es casi imposible escaparse de él. Los cuerpos bronceados, musculosos, aceitosos y sudorosos los encuentras en cualquier parte, sobre todo si hacen casi 35 grados de temperatura. ¿Para qué salir de la ciudad, entonces? ¿Por qué no mejor disfrutar un verano en un lugar familiarmente conocido y que ofrece las mismas oportunidades que las zonas regionales?

Yo, definitivamente, este verano me quedo aquí.
He dicho. Caso cerrado.

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